19 Abril 2014

“Un sueño que los franciscanos esperamos hacer realidad”: el Terra Sancta Museum presentado al público en Milán

“Ha llegado el momento de dejar su nombre en la Historia.” La reunión para presentar el Terra Sancta Museum concluyó con este desafío. Llega en un momento, como poco, de gran dificultad económica. Mientras que todos se preocupan por conservar lo poco que tienen, “intentamos animar a todos a abrir de nuevo su corazón”. El lanzamiento oficial de la campaña de recaudación de fondos tuvo lugar el martes 21 de mayo en la Plaza Belgioioso de Milán.

En el prestigioso hall de prestigio puesto a disposición por Banca Intesa, los distintos expertos que han participado en la realización de este ambicioso proyecto hablaron sobre sus actividades. “Se necesitarían días para describir todos los tesoros escondidos en los almacenes de la Custodia”, señaló Gabriele Allevi, el museólogo a cargo del proyecto, que se centró en lo esencial en su breve presentación, haciendo un rápido repaso de las obras más importantes que se expondrán. “El museo se distribuirá en dos sitios”, agregó el arquitecto Giovanni Tortelli”, uno en el Monasterio de San Salvador (donde se encuentra la curia custodial) y el otro a lo largo de la Vía Dolorosa (conocida popularmente como el ‘Camino de la Cruz’ –Via Crucis-), con un total de cerca de 2.500 metros cuadrados”. “Queda mucho trabajo por hacer”, señaló Massimo Capuani en su presentación del estudio de viabilidad realizado por Deloitte. “Tenemos que conseguir 3,5 millones de euros para completar las obras”.

En representación del Padre Custodio Pierbattista Pizzaballa, el padre Renato Beretta explicó que el proyecto era “un sueño que los franciscanos esperamos hacer realidad”, con el fin de que en un país donde la violencia parece dominar, el método de San Francisco pueda de nuevo vencer un día. “Es a él a quien miramos para sacar adelante este proyecto,  a su humildad, que era más útil que muchas cruzadas”. Esta humildad fue capaz de construir, y sanar las heridas de la Historia. “Junto con la pobreza”, continuó, “y no el pauperismo fácil al que nos hemos acostumbrado, sino más bien un uso racional de nuestros recursos.”

Ya son visibles algunos resultados. Guido Della Frera, un empresario de la región de Brianza y uno de los primeros seguidores, declaró que “este es un proyecto muy importante que necesita abarcarse a nivel internacional. Se lo propongo a usted porque apoyar este trabajo me apasiona más que a nadie”. Es el entusiasmo para contribuir a la formación de los cristianos locales, de dejar la marca de uno en esa tierra donde “todos nosotros hemos nacido”, la satisfacción de encontrar el lugar exacto para los descubrimientos que hasta ahora eran desconocidos, entregándolos, como herencia, a la Historia.

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