11 Junio 2025

Encuentro con el otro: fe, arte y diálogo en el Terra Sancta Museum – Art and History

de CLAUDIO DONà DOMENEGHETTI

Desde su llegada al Terra Sancta Museum – Art and History, el 23 de octubre de 2024, el italiano Claudio Donà Domeneghetti ha estado trabajando para acercar los tesoros del museo al público israelí. Fuimos a su encuentro.

Un viaje personal a través de la cultura, la fe y la belleza

Claudio, ¿cómo llegaste a trabajar en el museo?

Soy graduado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Padua (Italia), y esos temas siempre me han fascinado profundamente. Crecer en una familia multicultural y vivir entre Bruselas e Italia me puso en contacto con personas de diferentes culturas y antecedentes educativos, desarrollando no solo una facilidad para moverme en diversos entornos, sino también una curiosidad genuina por comprender las diferentes formas en que las personas perciben el mundo. Además, mi vida siempre ha estado profundamente influenciada por la belleza y la conexión con la historia, gracias a mi familia. Por lo tanto, la experiencia en el Terra Sancta Museum – Art and History me permite conectar diferentes facetas, y la fe, el arte y la historia se entrelazan con las relaciones internacionales.

Yisca Harani con dos voluntarios del museo: Claudio Donà Domeneghetti (izquierda) y Jeanne Amigues (derecha).

Trabajaste en el seminario de investigación propuesto por Yisca Harani. ¿Cómo entraste en contacto con ella?

Yisca Harani es una persona poco común, investigadora israelí y profesora de historia del cristianismo. La encuentro extremadamente brillante. El primer contacto vino de ella, al comienzo de mi experiencia aquí en Jerusalén. Se había puesto en contacto con fray Stéphane Milovitch, director del Consejo del Terra Sancta Museum – Art and History, para organizar una visita en el marco de su seminario. El objetivo del seminario era traer a israelíes de diferentes partes del país a Jerusalén para aprender sobre la relación histórica y actual entre los Papas y Tierra Santa. Así que me pidieron que organizara la reunión, y así fue como conocí a Yisca por primera vez.

Retrato de Yisca Harani.

Mediación cultural para un público israelí curioso y comprometido

¿Cómo fue el seminario?

De hecho, se organizaron tres ediciones del seminario, ¡prueba de su éxito! Cada evento se desarrolló durante dos días: el primer día presentamos una selección de los regalos papales a Tierra Santa, y el segundo día lo dedicamos al Santo Sepulcro donde, por pedido especial, ilustramos la visita del Papa Pablo VI con algunos de los mosaicos de la basílica. El objetivo es mostrar que las visitas y el apego de los Papas a Tierra Santa son tangibles. Las actividades comienzan en el Convento de San Salvador, en la Sala de la Madreperla (Nácar). Fray Stéphane suele ilustrar la historia de la Custodia y su relación con los Papas, explicando el papel fundamental de los frailes y su misión en Tierra Santa y en los Santos Lugares. Luego, los voluntarios compartimos las motivaciones que nos trajeron aquí, específicamente al museo, que siempre es de gran interés para el público. Quieren entender qué motiva a los jóvenes de diferentes partes de Europa a venir a esta tierra marcada por tantos conflictos en la actualidad. El recorrido concluye con una sesión de preguntas y respuestas y un momento libre para admirar las obras en todo su esplendor.

Cada seminario fue una oportunidad para mejorar el siguiente. Analizamos los puntos de interés del público para poder reforzarlos en futuras visitas y prepararnos mejor para las preguntas más frecuentes. Como resultado, mi discurso ha cambiado, así como mi capacidad para crear un vínculo más directo y relevante con el público, en línea con sus intereses y los nuestros.

 Yisca Harani y fray Stéphane en el primer seminario sobre el vínculo entre los Papas y Tierra Santa.
Yisca Harani y su grupo en el Santo Sepulcro frente a un mosaico del Papa Pablo VI.

Un museo como puente entre pueblos y tradiciones

¿A quién va dirigido?  ¿Y cómo reaccionaron?

El seminario está dirigido generalmente a un público israelí adulto, con edades comprendidas entre los 30 y los 70 años, y cada edición ha registrado una participación de alrededor de 40 personas. Tengo que admitir que su receptividad me sorprendió mucho. No sólo estaban extremadamente interesados, sino también profundamente curiosos, con muchas preguntas pertinentes, lejos de ser superficiales para objetos con los que no estaban familiarizados. Por supuesto, algunas de estas preguntas pueden parecer triviales desde un punto de vista cristiano, pero para aquellos que no lo son, son esenciales. A este respecto, recuerdo las palabras de fray Stéphane, que me decía que a menudo son precisamente las preguntas más sencillas, hechas por quienes nos observan desde fuera, las que estimulan las reflexiones más profundas sobre nuestro ser. Este fue mi caso: tuve la oportunidad de interrogarme sobre aspectos básicos pero fundamentales de nuestra liturgia y de nuestra fe. Esto me permitió no solo explicar ciertos aspectos, sino también aclararlos. Creo que esa es una de las riquezas del diálogo interreligioso.

¿Por qué el museo se involucra en estas iniciativas?

Se trata de oportunidades valiosas y multifacéticas de comunicación y mediación. En primer lugar, promueven el futuro museo y su inminente apertura en 2028, además de mostrar una parte de la magnífica colección del Terra Sancta Museum – Art and History, que es un patrimonio mucho más amplio que cobrará vida en el corazón de Jerusalén. Además, son una oportunidad fundamental para ilustrar al público sobre el papel histórico de la Iglesia en esta tierra. Una tierra hoy habitada por pueblos que a veces saben poco sobre el cristianismo. A través de estos encuentros, el museo espera que descubran otra realidad de esta tierra.

Yisca Harani y fray Stéphane en el segundo seminario sobre el vínculo entre los Papas y Tierra Santa.
Yisca Harani y su grupo en el Santo Sepulcro.

Finalmente, para nosotros, los católicos, estas ocasiones son esenciales para compartir nuestra fe a través de la belleza creada por la devoción a Dios a lo largo de los siglos. De este modo, queremos mostrar y crear espacios de diálogo, presentando el esplendor que el genio artístico cristiano ha sido capaz de expresar a lo largo de la historia. Yisca Harani me hizo tomar conciencia de que, con la creación de este museo, la Custodia se está dando cuenta de alcanzar un impacto mucho más grande de lo que quizás imaginaba. De hecho, esta institución no solo será útil para acercarse a los demás y crear un diálogo con ellos, sino que creará un espacio para cualquier persona que participe activamente o no en el diálogo. Representa tanto un punto de apertura al mundo exterior como una forma de que el mundo aprenda más sobre la Custodia de Tierra Santa y el papel de la Iglesia Católica.

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