15 Diciembre 2025

Cuando las colecciones entran en diálogo: la mediación cultural se intensifica en el Terra Sancta Museum

de JEANNE AMIGUES

Un proyecto único está tomando forma en el corazón de la Ciudad Vieja de Jerusalén, cerca de Dar al-Consul, el espacio dedicado a la mediación cultural del Terra Sancta Museum. Hakayet Turath, que en árabe significa literalmente «Historias de patrimonio», es una iniciativa educativa y cultural impulsada por la ONG Pro Terra Sancta y financiada por la Unión Europea. Construido en torno a las colecciones del Terra Sancta Museum, el programa busca hacer la cultura accesible a todos: niños, familias, estudiantes y comunidades locales.

El equipo Hakayet Turath durante las actividades educativas.
Abdelrahman, uno de los miembros del equipo Hakayet Turath.

Basado en métodos interactivos y participativos, el proyecto combina talleres artísticos, visitas al museo, publicaciones educativas e incluso un museo móvil que recorre aldeas y escuelas cercanas, llevando la cultura allí donde vive la gente. Artistas, educadores y académicos colaboran para reforzar la identidad palestina, convencidos de que el patrimonio solo permanece vivo cuando puede compartirse.

El equipo Hakayet Turath.

Un equipo diverso e internacional

Detrás de este proyecto se encuentran perfiles y trayectorias muy distintas. Entre ellos está Morgane Afnaim, italiana de 30 años, residente en Jerusalén desde hace cuatro, y coordinadora del proyecto. Supervisa la coordinación general y acompaña diariamente a un equipo de siete personas. A su lado trabaja Hussam Ghosheh, palestino de 36 años, responsable de educación patrimonial y mediación cultural. También forma parte del equipo Rinad Kulghasi, de 26 años, procedente del campo de refugiados de Shu’fat, a 3 km al norte de Jerusalén. Graduada en Arqueología y Turismo por la Universidad An-Najah de Nablus, representa a la nueva generación de mediadores formados en el marco del proyecto. Como educadora junior, participa en las actividades de mediación cultural y guía visitas para jóvenes y familias.

Morgane Afnaim, jefa de proyecto.

Un proyecto arraigado y construido en conjunto

A lo largo de los años, Morgane ha aprendido que todo empieza por la observación y el diálogo: «El proyecto siempre se construye de manera compartida. Comenzamos estando sobre el terreno, observando, hablando con socios y actores culturales para comprender las necesidades educativas y de preservación. Procuramos adoptar un enfoque inclusivo, escuchar a la comunidad y co-crear con ella, en lugar de imponer un programa ya hecho». Nada está fijado de antemano: adaptarse a la realidad y a las necesidades del momento es esencial. Cada nueva iniciativa se apoya en las lecciones aprendidas de las anteriores. Así ocurre también con Terra Sancta Museum: Heritage Education Hub for Palestinian Youth, continuación del proyecto Terra Sancta Museum (TSM): A Community Living Museum for Palestinian Youth, ambos financiados por la Unión Europea en el marco del Programa Jerusalén Este.

Desde el 13 de agosto de 2024, la Unión Europea apoya la puesta en marcha de cinco grandes actividades de mediación cultural: un taller de fabricación de lámparas de arcilla, una actividad de excavación arqueológica y una representación de teatro educativo, entre otras. Desde septiembre de 2025, nuevas propuestas han enriquecido el programa, como un taller de estampación en el Palestinian Heritage Museum de Jerusalén. El proyecto está encontrando una excelente acogida.

Resistencia y reapropiación cultural

Hussam Ghosheh, responsable de la mediación cultural.

Originario de la Ciudad Vieja, Hussam entiende la mediación cultural, ante todo, como una forma de existir en su propia ciudad: «Participar en este proyecto es un acto de resistencia cultural. Es mi manera de reconectar con mi ciudad natal y de dar nueva vida a un patrimonio que es mío». El proyecto Hekayet Turath se está convirtiendo en un auténtico centro educativo dedicado al patrimonio cultural, al tiempo que abre nuevas perspectivas para jóvenes profesionales jerosolimitanos. Cada día, Hussam presencia el impacto concreto de su trabajo al encontrarse con niños, adolescentes y familias.

Durante el último año, 671 niños han participado en las actividades, procedentes de Jerusalén Este y de aldeas vecinas como Nabi Samuel, Al-Jeeb, Deir Abu Mashal, Aboud o Belén. El proyecto aspira a llegar a 8.000 estudiantes, 1.000 jóvenes y 200 familias, lo que representa el 90% de los palestinos de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Se desarrolla con seis socios principales: el Spafford Centre, Burj Luqluq, Al-Saraya Centre, el Palestinian Heritage Museum of Jerusalem, el Palestinian Museum de Birzeit y otras colaboraciones, como con Riwaq. La iniciativa prevé apoyar a 30 escuelas de aquí a 2027 y ya trabaja con la Terra Sancta School, la At-Tur Girls School y la Alberuni School de Shuafat.

Para Hussam, cada actividad realizada en el museo trasciende lo educativo: se convierte en un vehículo de conexión social y de apropiación cultural dentro de la comunidad. Lo expresa con fuerza: «Es una manera de demostrar cada mañana que existimos, que seguimos aquí». Su implicación nace del arraigo en la cultura y en el compromiso comunitario. Curioso y constante, no está solo: Rinad Kulghasi es una de las jóvenes mediadoras culturales formadas gracias al proyecto.

El deber de transmitir

Rinad resume de inmediato el sentido de su compromiso: «Quiero ofrecer a mi comunidad aquello a lo que yo no tuve acceso. Quiero enseñar la importancia de los museos y del patrimonio, porque es nuestra historia, en nuestra tierra».

Rinad Kulghasi, miembro del equipo Hakayet Turath.

Graduada en Turismo y Arqueología, Rinad ha seguido cursos de historia y mediación museística, especialmente en el Museo de Arte Islámico, donde se forma como guía. En el proyecto colabora en la creación de nuevas visitas y recorridos, así como en la logística de los talleres. Desde que se incorporó al equipo, está descubriendo lugares poco conocidos de Jerusalén, lo que da aún más sentido a su trabajo: «Poder devolver algo a mi comunidad es una responsabilidad». En formación continua, Rinad sigue creciendo de un proyecto a otro, uniendo su pasión por el patrimonio con su compromiso con la comunidad.

Más allá de las fronteras

Todos los miembros del equipo mencionan un desafío mayor: el contexto político. Controles militares, restricciones de movimiento y espacios públicos militarizados hacen que el trabajo sea incierto. «Siempre necesitamos un plan B, y a veces incluso un plan C. Trabajar en Jerusalén significa vivir en la incertidumbre, pero también nos recuerda lo esencial que es animar a las comunidades palestinas a recuperar su patrimonio».

Hussam añade: «El mayor desafío es la situación política: los desplazamientos están limitados por los checkpoints y trabajamos en medio de una zona de guerra». Rinad confirma: «De niña cruzaba checkpoints cada día para ir a la escuela. Hoy quiero que los jóvenes puedan acceder a la cultura sin obstáculos». De este espíritu nació el museo móvil, una iniciativa que busca llegar a las comunidades de Jerusalén Este, más allá del muro de separación, para que la cultura sea accesible para todos.

Grupos de niños durante las actividades educativas.
Grupos de niños durante las actividades educativas.
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