1 Noviembre 2022

Detrás de escena de una gran exposición, parte 1.

de BLANDINE PAILLART

Parte de las obras del Museo Terra Sancta (TSM ) saldrán de viaje muy pronto, dirección Lisboa, para la exposición «Jerusalén, teatro del mundo» (Theatrum Mundi, donaciones reales al Santo Sepulcro, Jerusalén), en el Museo Calouste Gulbenkian. Pero antes de esta gran partida, ¡te llevamos detrás de escena de este evento que ya promete ser excepcional!


Toda exposición comienza con una idea. Esta idea hay que buscarla en Portugal y en el actual director del Museo Calouste Gulbenkian, el profesor António Filipe Pimentel. Él fue impulsado por un grupo de personalidades portuguesas que querían organizar una exposición con la Custodia de Tierra Santa. Al no tener éxito este proyecto, se empeñó en darle vida en el museo Gulbenkian. A continuación, el profesor Pimentel encargó la curaduría de la exposición a Jacques Charles-Gaffiot, miembro del Comité Científico del Terra Sancta Museum, y a André das Neves Afonso, conservador de Orfebrería y Joyería del Museo Gulbenkian.

Tuvieron que «encontrar un espíritu y un nombre para la exposición» Jacques Charles-Gaffiot explica: «El objetivo aquí es proponer un evento especialmente destinado a Portugal sin repetir la exposición que tuvo lugar en Versalles sobre el Tesoro del Santo Sepulcro»(«Tesoro del Santo Sepulcro. Obsequios de las Cortes Reales Europeas en Jerusalén», del 16 de abril al 14 de julio de 2013). Así es como los dos curadores decidieron adoptar «un enfoque cronológico en que es posible comprender el contexto histórico en el que estas obras de arte se acumularon aquí (en Jerusalén, en la Custodia de Tierra Santa)». De allí surgió rápidamente el nombre de la futura exposición, «Jerusalén, teatro del mundo» (Theatrum Mundi. Royal Gifts to the Holy Sepulchre (Jerusalem))así como las diversas secciones que la estructurarían.

Siguiente paso en la génesis de la exposición: la selección de obras. Jacques Charles-Gaffiot, buen conocedor de las colecciones de la Custodia, había propuesto inicialmente una lista. Esta última fue reelaborada de acuerdo con los espacios y la historia que los curadores querían contar. Muchas pinturas fueron así añadidas al proyecto para entrar en diálogo con las obras presentadas. Es el caso de un cuadro que representa a Santa Elena y la invención de la Santa Cruz (procedente del Museo Nacional Machado de Castro) que se colocará junto a objetos vinculados a esta reliquia.

Y si las donaciones portuguesas de la Custodia fueron ampliamente honradas en esta lista,el Gulbenkian también incluyó préstamos de otros museos europeos, lo que no fue el caso de Versalles. Por ejemplo, hay una maqueta en mármol de los siglos IV-V que representa el edículo del Santo Sepulcro de la basílica de Constantino, prestada por el museo de Narbona. También está prevista la exposición de la copia más antigua conservada del Viaje de Egeria, procedente de la biblioteca de Arezzo. Finalmente, el último elemento que se tiene en cuenta en la elección de las obras es su coste de envío a Portugal. De hecho, el envío de un objeto requiere no solo de un seguro, sino también de la fabricación de unestuche especial para su transporte. En consecuencia, muchas piezas tuvieron que ser removidas y reemplazadas, preservando tanto como fuera posible las piezas esenciales para la narrativa general del proyecto.

Otro paso necesario: el contacto directo con los objetos. Así, André Afonso, acompañado de Mariano Piçarra, coordinador de proyectos e instalaciones del Museo Calouste Gulbenkian, fue por primera vez a Jerusalén para cerrar el contrato de préstamo con la Custodia y finalmente conocer las obras que se pretendían exponer. Fue en esta ocasión que el equipo se dio cuenta de que algunas de estas obras necesitaban restauración. 

Por lo tanto, un segundo equipo se trasladó a Jerusalén a finales de septiembre. En esta ocasión, André acudió en compañía de dos reconocidos expertos: Belmira Maduro, conservadora y restauradora de metal en el Laboratorio Nacional José de Figueiredo, y Rui Xavier, conservador de la colección de lacas asiáticas y jefe de conservación preventiva del Museo Gulbenkian.

La misión de este nuevo equipo era elaborar informes del estado de los objetos seleccionados. Durante varios días, los expertos diseccionan cada objeto, buscando extraer la mayor información posible para facilitar la organización de su transporte y restauración. Si los objetos fueron diseccionados en sentido figurado, también lo fueron en sentido literal, ya que nuestros expertos desmantelaron cada objeto con una delicadeza y seguridad que un cirujano hubiera envidiado. 

Incansablemente, los vimos girar, girar alrededor de los objetos, detenerse un momento y mirar fijamente un elemento, un detalle. Sus ojos brillaban mientras se extraía un nuevo tesoro de las reservas de la Custodia. 

Los análisis eran a veces tediosos, como en el caso de un par de candelabros de plata maciza de más de 2,40 m de altura, cuyo gran tamaño dificultaba la observación. Pero cuando les preguntamos por esta futura exposición, su respuesta no se hizo esperar: «Creo que será La Exposición, la gran exposición del año para el Gulbenkian», afirmó Rui Xavier antes de que sus colegas añadieran: «Es difícil encontrar algo hermoso después de haber visto los regalos de Carlos III de Borbón a la Custodia», confió André con una amplia sonrisa.

Ahora te damos una cita para la siguiente etapa, es decir, el envío de los objetos que debe tener lugar a fines de mayo de 2023. A esta etapa le seguirá la campaña de restauración de los objetos, coordinada por expertos del Laboratorio José de Figueiredo. Y para aquellos que nunca han estado en Lisboa, reserven ya un pequeño fin de semana en su agenda, a finales de 2023.

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