7 Octubre 2022

Objetos otomanos del Terra Sancta Museum: «Todo queda por descubrir»

de BLANDINE PAILLART

Charlotte Maury está a cargo de las colecciones otomanas y el Arte del Libro en el departamento de Artes Islámicas del Louvre. En su bagaje, el dominio del persa y el turco y los rudimentos del árabe, lenguas preciosas para comprender las obras y fuentes del periodo otomano. Conocimientos y habilidades que aceptó poner al servicio del Terra Sancta Museum. La conocimos y la presentamos aquí.

Charlotte, ¿cómo te uniste a la aventura del Terra Sancta Museum y qué estás descubriendo?

Me contactó Michèle Bimbenet-Privat, una compañera del departamento de objetos de arte, que me llamó un día para explicarme el proyecto. Después de una breve conversación telefónica, me invitó a su oficina y me mostró algunas fotos de artículos que se consideraban otomanos. Estos eran objetos que no acostumbraba a estudiar, lo cual lo hizo aún más interesante. La perspectiva de ir a Jerusalén era, por supuesto, muy tentadora y me dije que necesariamente aprendería muchas cosas. ¡Lo confieso, nunca había oído hablar del Terra Sancta Museum! Tampoco conocía el papel de los franciscanos en Tierra Santa y cuán presentes estaban en la Ciudad Vieja. ¡Así que ya he aprendido mucho sobre esto!

¿Cuáles son estos objetos otomanos en los que te pidieron que trabajaras?

©Guillaume Benoît

Hay un aguamanil y una palangana de plata, un rociador y un incensario de mesa con decoración de filigrana y un broche para una vestidura litúrgica, por ejemplo. Si bien los franciscanos utilizaron el rociador durante las celebraciones del Viernes Santo, la tipología de este objeto también es conocida en la época otomana en contextos de uso secular. Las palanganas y los jarros, los aspersores de agua perfumada y los incensarios también eran objetos domésticos habituales, fabricados con materiales más o menos costosos. También hay una lámpara colgante de oro y un cáliz de plata, para uso litúrgico. Las lámparas colgantes están muy presentes en las iglesias orientales.

El estudio de estas obras está en curso y aún no han revelado todos sus secretos. Es posible que la palangana y el aguamanil se fabricaran en Constantinopla, mientras que el rociador y el incensario se fabricaran en Damasco. El broche tiene una inscripción que nos permite saber que fue ofrecido por un dragomán (intérprete de lenguas) de origen levantino. El incensario, el rociador y la lámpara colgante son donaciones de particulares pertenecientes a familias en Jerusalén. ¡La investigación no ha hecho más que empezar!

¿Dónde ubicamos tales objetos hoy y cuál es su valor?

Los coleccionistas locales parecen decir que aquí hay otros similares, en colecciones privadas. Se trata de objetos de la segunda mitad del siglo XVIII o XIX, pero este período suele estar infrarrepresentado en las salas reservadas al período otomano, en las que se destacan ejemplares más antiguos, correspondientes al período de apogeo del Imperio Otomano. Además, las producciones provinciales eran de menor interés para los especialistas que las de Estambul, directamente vinculadas a los encargos de la corte otomana. Hay, por tanto, todo un trabajo de investigación a realizar para identificar o precisar los contextos y entornos en los que nacieron estos objetos. Estos objetos están hechos de oro o plata, dos materias primas preciosas. Son objetos caros pero menos excepcionales en su artesanía que ciertas obras de gran lujo conservadas en el Terra Santa Museum y que, por su parte, proceden de encargos reales y arte suntuario.

¿Una última palabra?

Estoy muy feliz de haberme embarcado en esta aventura y con mucha ilusión. No sé quién le dio mi nombre a Michèle, ¡pero gracias a esa persona!

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