23 Diciembre 2021

«Seremos parte del museo»: un museo construido de la mano de los palestinos

de LUCIE MOTTET

A media tarde, a mitad de semana, el ambiente es de estudio para quienes se aventuran en la Oficina Técnica de la Custodia de Tierra Santa. Sentados en un escritorio, dos arquitectos discuten en italiano un asunto muy técnico. El capataz coge su metro y sus planos, y se intercambian algunas palabras en árabe e inglés sobre un determinado detalle y la broma que lo acompaña. El equipo internacional está formado por ingenieros y arquitectos italianos, franceses y palestinos, un administrador y un capataz palestinos, así como una quincena de trabajadores de la Ciudad Vieja de Jerusalén y los territorios palestinos. Todos ellos colaboran en las distintas sedes de la Custodia, incluido el Terra Sancta Museum (TSM).



«De acuerdo con la vocación de la Custodia, tenemos un personal internacional», explica Vincenzo Zuppardo, arquitecto de la sección histórica del museo, «por lo que el idioma utilizado es el inglés, aunque la mayoría de nosotros hablemos italiano. Tener diferentes nacionalidades no es un problema, al contrario, nos aportamos mucha experiencia, a pesar de nuestras diferentes lenguas y culturas. Tenemos la suerte de contar con una muy buena comunicación dentro del equipo».




La comunicación es esencial, dada la complejidad del proyecto, que requiere que el equipo se adapte constantemente. En efecto, la construcción del convento se llevó a cabo desde el siglo V hasta la actualidad, lo que supuso importantes cambios tanto en las estructuras de los edificios como en la organización de los espacios. Los trabajos realizados para el TSM han permitido identificar varias condiciones anteriores a la construcción de la iglesia en el siglo XIX (capiteles bizantinos o mampostería cruzada, por ejemplo).

Por ello, el equipo se encuentra con estructuras especialmente debilitadas por las sucesivas incorporaciones. «En 22 años de trabajo en la Ciudad Vieja, he visto muchas obras complicadas», confiesa Issa Shaheen, capataz palestino de la Custodia desde 2009. El del museo me preocupó mucho. Todo ese peso [refiriéndose a la iglesia superior de San Salvador, N. del A.] apoyado en esas paredes tan inestables no era tranquilizador. Pero cuando empezamos a trabajar, vimos que era posible consolidar los muros y estabilizar la estructura del edificio siguiendo el proyecto arquitectónico del TSM, y así fuimos avanzando poco a poco».



En este contexto particular, es necesario adaptarse constantemente y es fundamental poder contar con la experiencia de los trabajadores palestinos. Lorraine Abu Azizeh, arquitecta que lleva 15 años trabajando en proyectos de restauración en Francia y Oriente Medio, da fe de la riqueza de los conocimientos locales: «Esto es lo que más aprecio de los proyectos de patrimonio. Trabajamos con artesanos que son verdaderos especialistas. Los trabajadores de la Custodia conocen este lugar de memoria, pero también las técnicas locales, especialmente la cantería y el enlucido. Las metodologías que pensamos utilizar al principio de un proyecto pueden revisarse y modificarse tras las conversaciones con los equipos que trabajan a diario en la obra».



Issa añade: «Nos enfrentamos constantemente a nuevas sorpresas con edificios antiguos. Siempre empiezo preguntándome: ¿por qué han hecho eso? ¿Por qué lo hicieron? Encuentro las respuestas gracias a mi experiencia en la Ciudad Vieja de Jerusalén durante los últimos 20 años, por lo que puedo restaurar los edificios teniendo en cuenta el contexto local específico».

«Lo que también es apasionante, y que se está perdiendo cada vez más en Europa -añade Vincenzo Zuppardo- es el conocimiento de técnicas antiguas que poseen los trabajadores de la Custodia, gracias a una transmisión que pasa de generación en generación. Su conocimiento de la estereotomía [1] es fundamental para todos los proyectos de restauración de la Custodia y especialmente para el proyecto del TSM».


Esta puesta en común de competencias es beneficiosa para todos y permite el intercambio de conocimientos, sobre todo técnicos, lo que hace que el proyecto museístico sea apasionante. Un ejemplo es el uso de bloques modulares que se colocan debajo de los revestimientos del suelo para prevenir y limitar al máximo los problemas de humedad que son recurrentes en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Esta técnica, muy utilizada en Italia, no lo es en absoluto en Palestina (y tampoco en Francia, por ejemplo), pero permite la ventilación natural de los suelos y favorece así una mejor conservación de los objetos que se exponen en las salas del museo.

Mientras la Oficina Técnica de la Custodia trabaja en la parte estructural del proyecto, el equipo no deja de sentir curiosidad por las colecciones. A lo largo del recorrido por el museo, se presentarán obras sobre la historia de la ciudad antigua, así como un importante patrimonio cultural palestino; un detalle significativo que no ha dejado indiferente a los obreros jerosolimitanos. Conocemos a Saliba Sisserian, de 44 años y empleado de la Custodia desde 2011. Cuando se le pregunta si conoce el contenido del museo, responde entre risas: «¡No, el hermano Stéphane lo mantiene en secreto! Pero veo en las redes sociales los objetos de las colecciones. Sé que se expondrán obras de arte palestinas y, obviamente, estoy muy orgulloso: formamos parte del museo».

Para Issa, es un gran reto exponer estas obras que hablan de los cristianos de Tierra Santa: «Las dificultades de vivir en esta tierra me hacen trabajar con todo mi corazón. Porque estamos aquí, los cristianos palestinos. Somos la sal de esta tierra. Si nos quitan esta sal, si nos alejan de esta tierra, ya no tendrá buen sabor. Somos los únicos que estamos aquí, y
seguimos luchando para quedarnos».. »

En la colocación de la primera piedra en 2015, monseñor Pizzaballa, entonces Custodio, destacó la vocación universal de la ciudad de Jerusalén, y la necesidad de preservar su carácter cristiano como uno de los elementos constitutivos de su configuración particular. La sección histórica del Terra Sancta Museum se concibe como «un centro cultural ‘vivo’ cuyo objetivo será dar a conocer los vínculos entre la ciudad y las tradiciones cristianas, tanto locales como internacionales, desde los primeros siglos hasta la actualidad».


[1] En arquitectura, la estereotomía es el arte de cortar piedras para ensamblarlas y formar estructuras como bóvedas, cúpulas, etc.

(traducido del francés por Eduardo Moreno Calero)

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