6 Agosto 2019

España y la Custodia de Tierra Santa

La presencia española en Tierra Santa remonta al siglo XIII, cuando los soberanos aragoneses llegaron a Egipto para concluir acuerdos con los Mamelucos con fin de proteger los santuarios cristianos y sus habitantes. Después de la caída del reino de Jerusalén en 1291, la Orden franciscana, a través de la Custodia de Tierra Santa, quedó como única responsable de la gestión de los santuarios cristianos. La Custodia tomó apoyo de la internacionalidad de los hermanos y de la ayuda externa que recibía. Una particularidad, todavía el día de hoy, propia a la presencia franciscana en el Medio Oriente.

 Conjunto de luminares y vasijas con ramos de plata fundida, repujada e incrustada de piedras semi-preciosas, con los escudo de Felipe V (©N.Asfour/CTS) 

Los primeros benefactores

En 1342, los reyes de Nápoles, Roberto de Sanche de Mallorca, obtuvieron del sultán de Egipto, habiendo como intermediario el franciscano Rogelio Gerini, la posibilidad de devolver oficialmente en Tierra Santa la propiedad del Cenáculo y el derecho de celebrar en el Santo Sepulcro. 

El 21 de noviembre del mismo año, el papa Clemente VI por medio de las bulas “Gratias Agimus” y “Nuper carissimae” establecieron a los franciscanos como Guardianes de los Lugares Santos en nombre de la Iglesia católica romana. Esto fue posible gracias a la intervención del soberano aragonés que se comprometió a ayudar a los franciscanos en su misión de preservación y animación de los Lugares Santos. Más tarde, Pedro IV también llamado “ el Ceremonioso” (1336-1387), sobrino de Sanche de Mallorca, obtiendra para los franciscanos y entonces por ende para la Iglesia católica, el derecho de poseer algunos Lugares Santos; sin su intervención de 1345, la Custodia y la presencia católica latina probablemente no habrían sobrevivido.

Fidelidad de las casas reales de España

El casamiento entre Ferdinand el Católico y la heredera de Castilla, Isabel, volvió a traer la situación de la Tierra Santa al centro de las preocupaciones de los soberanos españoles. De hecho, a partir de 1477, los hermanos testimoniaron de la generosidad de Isabel la Católica, quien a lo largo de su vida no cesó de hacer dones “solo por su devoción”. Las fuentes nos hablan de 300 florines de oro seguidos de la célebre donación en 1489 de un millar de ducados en oro. La soberana, terciaria franciscana, no cesó nunca de evocar sur deseo “de limosna y misericordia”. Estas donaciones continuaron hasta en 1684, comme testimonia un certificado de Felipe IV confirmando el “deposito de mil coronas de oro por año”. 

Gran cáliz en plata fundida, crabada y dorada, ofrecida por Felipe II de España en 1587 (©N.Asfour/CTS)

Esta devoción para los Lugares Santos será el origen de una contribución enorme y constante de España, a través del Orden franciscano, en favor de mantener de su presencia en Oriente; algunas contribuciones que fueron, durantes varios siglos, el apoyo principal económico y cultural de la Custodia de Tierra Santa. En consecuencia, la carga de  Ecónomo de la Custodia, responsable de la gestión de fondos, fue durante mucho tiempo atribuida a un religioso español, como lo confirman de manera explícita los estatutos de 1746.

Al final del siglo XVIII, Carlos III, entonces rey de España, edicta el decreto real del 17 de diciembre de 1772, a través del cual reafirma el patrocinio real de sus predecesores y toma a cargo la institución eclesiástica  del comisariado de Tierra Santa, hasta entonces responsable de la colecta y de la distribución de los fondos públicos y de la limosna de los fieles en favor de la Tierra Santa. Entonces, el rey intervino en la nominación del hermano comisario de Tierra Santa y todas las sumas a destinación de la Tierra Santa fueron administradas bajo la supervisión de los monarcas españoles. 

La obra piadosa a favor de los Lugares Santos de Jerusalén

En el curso del siglo XIX, este impulso continúa hasta que el comisariado de la Tierra Santa sea transformado en un organismo nominado “Obra Pía de los Santos Lugares”. Esta se convertirá en una institución autónoma del Estado el 3 de junio de 1940, dotada de un estatus jurídico y de su propio patrimonio, regida por un Consejo de dirección presidido por el ministro de los Asuntos extranjeros. 

A mitad del siglo XIX, importantes cambios sucedieron en el Medio Oriente, a causa de la caída progresiva del Imperio turco y de la creciente influencia de Europa. Estas rivalidades entre potencias dieron lugar al rol histórico de España en calidad de protectora de los Lugares Santos. Por otro lado, a fines del siglos XI, el Santo SIEGE restablece el Patriarcado latino de Jerusalén modificando el rol concedido hasta entonces a la Custodia de Tierra Santa. 

Es en reconocimiento y homenaje a esta historia común de más de cuatro siglos que el  Tierra Santa Museum consagró una sala a los presente de los soberanos españoles. De esta manera, los visitantes de todas las naciones podrán admirar el esplendor del arte sacro español, fruto de una grande devoción y de técnicas artísticas únicas. Cada año, en ocasión a las fiestas nacionales españolas, la Custodia de Tierra Santa celebra una misa para la nación y los soberanos de España en la iglesia de San Salvador de Jerusalem y en el Santo Sepulcro.

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Gracias al hermano Eduardo Masseo Gutierrez Jimenez ofm por su ayuda preciada y al sitio del Ministerio español de los Asuntos Extranjeros.

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