El desarrollo de las 14 estaciones a través de los siglos

I. Jesús es condenado a muerte

A la derecha del camino que conduce a la Puerta de los Leones, se encuentra una rampa que da acceso a la escuela al-Omariyya, cuyo corte marca el punto del inicio de la Vía Crucis. Fue hasta el siglo XVI que el recuerdo de la condena de Jesús fue transferido de la cercana Iglesia de la Flagelación a este lugar, convertido en el palacio de entretiempo del gobernador turco Capigi-bashi. Pareció lógico a los peregrinos de aquel tiempo que el mismo lugar hubiera servido de tribunal a Pilato, el gobernador romano que dio condena de muerte a Jesús. Este es también el lugar de la fortaleza llamada Antonia.

Una parte de los edificios son del siglo XIV  (Madrasa al-Jawiliyya) y otra parte del final del siglo XIX, cuando eran usados como cuartel antes de ser reestructurados como escuela primaria regida por el gobierno británico. Una construcción incorporada en el ala meridional es identificada como la medieval «Capilla del Reposo» o la «Capilla de la Corona de Espinas». Todo lo que queda de este edificio, severamente dañado desde el terremoto de julio en 1927, es un muro y fragmentos de la bóveda, mientras que los capiteles historiados de la época de las cruzadas se encuentran en el Museo Islámico. Desde allí, a través de dos grandes ventanas, se abre a los peregrinos la vista sobre la parte del Haram al-Sharif.

Al lado opuesto del camino de la escuela árabe, el Convento de la Flagelación acoge un centro de estudio de la Sagrada Escritura, el Studium Biblicum Franciscanum, al cual le debemos los importantes descubrimientos ligados al origen de la Iglesia y los Sitios Santos. En la planta baja del convento el Studium posee un museo arqueológico: al lado opuesto del patio se ubica la nueva sección multimedia del Terra Sancta Museum – Via Dolorosa.

La Iglesia de la Flagelación (conocida localmente con el nombre de Habs al-Masih o «Prisión del Cristo») fue construida en el siglo XII. Esta misma atravesó un gran número de peripecias: los informes recibidos de los peregrinos lo mencionan como un basurero, una fábrica de textiles y establos. El lugar era un poco más que un cúmulo de ruinas cuando en 1838 Ibrahim Pasha, conquistador de Jerusalén, lo concedió a los Franciscanos. Reconstruida a toda velocidad el año siguiente gracias a la generosidad de Maximiliano de Baviera. La iglesia fue completamente restaurada en 1927-29 por el arquitecto A. Barluzzi. Los tres magníficos vitrales alrededor del altar son obra de L. Piccharini, diseñados por A. Cambelloti, y representan la Flagelación de JesúsPilato lavándose las manos y el Triunfo de Barrabás  (Mt 27, 24-26).

II. Jesús es bajado de la cruz

La segunda capilla en el recinto del Santuario de la Flagelación reúne la memoria de la Condena y de la Entrega de la Cruz. Fue edificada sobre las ruinas en 1903-1904 por el arquitecto franciscano Vandelino da Menden. Sobre el muro externo se sitúa la placa con el número de la II estación que a partir de 1914 se situaba más bien sobre una puerta de la Madrasa Jawiliyya, 50 metros aproximadamente más al este. En la capilla hay valiosas estatuas de madera de Cristo de la Pasión y marcos en cartón piedra, uno de los cuales representa a San Juan Bautista que trata de ocultar con su capa la vista del Hijo dolorido a la Virgen María.

El pavimento de la capilla está constituido por grandes lastres de piedra, algunas de los cuales presentan estrías y otros los característicos juegos romanos, grabados en muchas plazas romanas. El empedrado, considerado por muchos como el Pavimento Evangélico (Jn 19, 13) pero más probablemente, según los arqueólogos, de la época del emperador Adriano, continúa en el anexo del Terra Sancta Museum, Sección Multimedia de la Vía Dolorosa y en el convento de la Hermanas de Sion.

El arco romano, a lo largo de la Vía Dolorosa es uno de los sitios históricos más conocidos en Jerusalén. De sus tres arcos, además del arco central, el arco norte también está bien conservado, visible dentro de la llamada Basílica de Ecce Homo, mientras que el arco sur se incorpora a las casas privadas.

La disposición moderna de una logia con dos ventanas en la planta superior ha alentado a guías y peregrinos a ver el lugar donde Pilato presentó Jesús al pueblo con las palabras «Ecce homo», es decir «Aquí está el hombre». De esta expresión proviene el nombre usado hasta el día de hoy (Jn 19, 5).

La propiedad de las Hermanas de Sion se extiende a la derecha de la Vía Dolorosa. A partir del Convento de la Flagelación hasta el Pretorio greco-ortodoxo. El convento, construido por Marie-Alphonse Ratisbonne en 1857-1868, contiene, además de la basílica, una gran parte del Litóstroto para cubrir una cisterna subterránea equipada con grandes bóvedas, identificable con el estanque llamado Struthio del cual Giuseppe Flavio habla en la Guerra Judía (V, 457).

Los Griegos Ortodoxos poseen parte del foso de Antonia, un tramo del antiguo camino romano y de las grutas presentadas como la Prisión del Cristo. Una antigua tradición de los griegos consiste en que preferían más bien buscar en el sector norte del camino, la residencia de los sumos sacerdotes Anás y Caifás (Jn 18, 12). Un poco más lejos, al fin de la callejuela, se encuentra la Casa de Herodes Antipa (Lc 23,6-12) y una supuesta Prisión del Apóstol Pedro.

 

III. Jesús cae por primera vez

Después del Pretorio de los Griegos, la Vía Dolorosa desciende hacia el Valle del Tyropoeon. En la intersección se gira a la izquierda continuando unos cuarenta metros a lo largo del camino que baja por la Puerta de Damasco. A partir de Ricoldo di Monte Croce (1294), los peregrinos asocian este trivio, ya sea a la caída de Jesús o a el episodio del Cirineo. Hoy día, se recuerda más bien la caída.

A la izquierda, donde antes era la entrada de un baño turco abandonado (Hammam as-Sultan), una capilla, establecida en el siglo XIX, fue restaurada en los años 1947-48 gracias a la generosidad de los soldados polacos de paso por Jerusalén. La capilla está precedida por una barandilla colocada entre dos columnas que anteriormente, tendidas en el suelo, marcaban la estación.

 

IV. Jesús encuentra a María, su madre.

Justo después de la capilla, una puerta rematada por un bajorrelieve de T. Zielinski, da acceso a la propiedad de los armenios católicos, a quienes pertenecen la tercera y cuarta estaciones. Al momento de la construcción de su iglesia, hacia el siglo XIX, se hallaron los restos de un edificio de época medieval, pavimentado con mosaicos, en uno de estos estaban representadas dos sandalias. La localización de esta iglesia corresponde bien con aquella descrita por los peregrinos como el Santuario del Espasmo (Sancta Maria de Pasmason) por lo cual algunos, con cierta imaginación, propusieron reconocer en esta representación de las sandalias una voluntad de marcar el lugar donde se encontraba la madre de Jesús. La capilla sirve hoy como cripta de la iglesia armena.

Hasta hace pocos años, la IV estación era conmemorada algunos metros más adelante, donde se encuentra la salida de un camino.

 

V. Simón de Cirene ayuda a Jesús a cargar con la cruz

Antes de tomar la derecha hacia el Gólgota, se distingue adelante una casa grande que une el camino. Desde comienzos del siglo XIV es reconocida como la casa del Rico Malo, el que negó la ayuda a Lázaro (Lc 16, 14-31). Después del siglo XV-XVI se menciona, sobre un lado o sobre el otro de este cruce, la casa de Simón el Fariseo, donde una mujer pecadora ungió los pies del Maestro (Lc 7, 36-50).

En torno a 1850 el lugar fue elegido para conmemorar al Cirineo, que fue obligado a llevar la Cruz de Jesús (Mc 15, 21) y la Custodia lo honró con un pequeño oratorio.

 

VI. La Verónica seca el rostro de Jesús

Una larga fila de contrafuertes sosteniendo los antiguos edificios a ambos lados de la Vía Dolorosa contribuye a hacer de esta ruta cuesta arriba, una de las más evocadoras y pintorescas de Jerusalén. Aquí la tradición ha situado desde el siglo XV la casa de Verónica (nombre latino que se traduce aproximadamente del griego Berenikes). La sexta estación está marcada por la presencia de un fragmento de columna en el muro de una habitación que sobresale.

Adquirido por los Griegos Católicos hacia el siglo XX, el sitio comprende una iglesia superior y un sótano, de los cuales, los restos más antiguos pudieron haber pertenecido a la iglesia bizantina de los Santos Hermanos Médicos Cosme y Damián. La casa de Verónica es hoy la habitación de las Pequeñas hermanas de Jesús, congregación religiosa que se inspira de la vida y los escritos del beato Charles de Foucauld.

 

VII. Jesús cae por segunda vez

La Vía Dolorosa continúa hasta que se encuentra con el camino que viene de la Puerta de Damasco. Aquí se cruzan el cardo máximo (en el eje norte-sur) y uno de los decumanos (sobre el eje este-oeste) de la Aelia Capitolina Adriana. Desde el fin del siglo XIII los peregrinos sitúan en este lugar la puerta de la ciudad donde las autoridades exhibían los anuncios sobre las condenas y por la cual pasaba el camino hacia el lugar del Cráneo. Es por eso por lo que la reconocen como la «Puerta Judicial».

Hoy el lugar se asocia con el recuerdo de la segunda caída de Jesús, conforme a lo que escribe Bucardo en 1283. Los franciscanos, propietarios de la estación desde 1875 construyeron en 1894 dos capillas superpuestas donde se encuentra una gran columna en piedra rosada perteneciente, muy probablemente, al Tetrapylon de Aelia Capitolina.

 

VIII. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

Más allá del camino, la Vía Dolorosa continúa subiendo otros veinte metros, pasando al lado del Hospicio Luterano de San Juan, adornado con la cruz de Malta, igual que el convento griego de San Caralampio. Una piedra redonda, atrapada en el muro, tiene grabada una cruz acompañada de una inscripción en griego: «Jesús Cristo vence». Este signo marca el recuerdo del episodio de origen evangélico de las «hijas de Jerusalén» que lloraban y se lamentaban por su Jesús (Lc 23,28).

Durante siglos, tal episodio ha sido ubicado en diversos lugares a lo largo del camino y no es hasta la mitad del siglo XIX que los franciscanos decidieron colocarlo fuera de la “Puerta Judicial”.

 

IX. Jesús cae por tercera vez

Por motivo de las varias construcciones, todas construidas después de la muerte de Jesús, se necesita volver atrás hasta el camino principal, Suk Khân ez-Zeit («mercado del aceite») y, poco después, tomar la amplia escalinata a la derecha que permite llegar a la novena estación. Allí el fuste de una columna, pegada al ángulo del Patriarcado copto, recuerda la tercera caída de Jesús.

Esta pausa que Jesús habría tomado en el camino al Calvario se conmemoró por primera vez en la plaza de la Basílica, donde una piedra con una cruz grabada era parte del suelo empedrado.

A la izquierda de la novena estación se extiende una amplia terraza de la cual surge la cúpula de la subyacente Capilla de Santa Helena y que ocupa el área del Martyrium costantiniano. Hoy es la residencia de los monjes etíopes, a través de la cual se abre una callejuela que conduce delante a la fachada de la Basílica del Santo Sepulcro. De lo contrario, el peregrino tiene que volver una vez más por el camino del Suk.

 

X. Jesús es despojado de su vestimenta

Las últimas cinco estaciones están todas comprendidas en el área de la Basílica del Santo Sepulcro, ya que la Basílica incorpora el lugar de la crucifixión, así como el del entierro. El peregrino, justo después de entrar en la iglesia, se voltea a la derecha y entra a el Calvario por medio de una escalera muy empinada. La capilla del Calvario se divide en dos partes y se sostiene por bóvedas de mampostería, solo la parte oriental del pasillo del norte reposa sobre la roca.

La décima estación se encuentra al ingreso del pasillo meridional. El recuerdo del despojamiento de las vestimentas (Mt 27,35) aparece de manera tardía en Jerusalén.

 

XI. Jesús es clavado en la cruz

Pocos metros separan a la décima de la undécima estación. Nos encontramos ahora en el pasillo del Calvario que pertenece a los Franciscanos. Fue restaurada en 1937 por el arquitecto A. Barluzzi con mosaicos modernos. Los de la bóveda, son obra de P. D’Achiardi. La figura central de Cristo es cruzada. El altar de bronce plateado, de Ferdinando de Medici, fue realizado en Florencia, en el convento de San Marco por Domenico Portigiani (1588) y destinado inicialmente a proteger la Piedra de la Unción. Los paneles en bajo relieve representan escenas de la Pasión de Cristo.

A la derecha, más allá de la ventana cerrada por una reja, se distingue la Capilla de los Francos, dedicada a la Virgen de los Dolores y de San Juan.

 

XII. Jesús muere crucificado

El lugar que la tradición considera como el de la erección de la cruz y muerte de Jesús se encuentra en el extremo este del pasillo izquierdo. Un disco de plata situado debajo del altar griego ortodoxo circunda el punto donde fue plantada la cruz. En la época de Constantino, una simple cruz de madera era expuesta, pero el emperador Teodosio II la sustituyó en 417 con una cruz de oro y piedras preciosas.

A la derecha del altar se distingue, a través del vidrio, una fisura en la roca que se dice haberse abierto al momento del terremoto después de la muerte de Cristo. (Mt 27,51).

 

XIII. Jesús es bajado de la cruz

El altar latino de la estación XIII está colocado entre las dos estaciones anteriores y está adornado con un busto de madera de la Virgen Adolorida, traído desde Portugal en 1778.

En Jerusalén, la escena de la remoción de la cruz solía ser una con la de la unción del cuerpo con aromas (Mt 27.57-60), cuya memoria se encuentra al oeste del Calvario, en la planta baja, y se encuentra en veneración desde finales del siglo XIII.

La Piedra de la Unción es recordada por los peregrinos de épocas diversas de color negro, verde o blanco, pero en 1810 fue reemplazada por otra rosa que lleva esta inscripción en griego alrededor de su base: «El distinguido José, después de haber retirado su cuerpo inmaculado de la madera, lo envolvió en un manto puro junto con aromas, y después de haberlo honrado, lo colocó en un nuevo sepulcro».

 

XIV. El cuerpo de Jesús es colocado en el sepulcro

Bajando del Calvario y llegando al Sepulcro, el peregrino pasa a lado de la Piedra de la Unción y otra piedra circular coronada por un ciborio en memoria del lugar donde estaban las mujeres piadosas, que miraban a Cristo crucificado desde la distancia.

El edículo del Santo Sepulcro ocupa el centro de la rotonda, llamada Anastasis (Resurrección). Compuesta de la Capilla del Ángel y de una cámara funeraria propiamente dicha, el edículo actual se debe a una restauración de 1810. La Capilla del Ángel reemplaza el vestíbulo primitivo y según la tradición, contiene sobre el pedestal, un fragmento de la piedra redonda que sirvió para cerrar la tumba.

Una abertura de poca altura da acceso al mismo sepulcro de cual solo queda, después de la destrucción de 1009, la parte inferior, oculto por revestimientos modernos. La losa de mármol que cubre la plataforma de la derecha fue colocada en este lugar en 1555 por el padre Bonifacio de Ragusa, Custodio de la Tierra Santa, y presenta una característica grieta transversal.

El sepulcro vacío es para los fieles el testimonio de la Resurrección de Cristo (Mt 28,6).

Versión revisada y abreviada del capítulo VIII del valioso estudio crítico: de A. Storme, “La Voie Douloureuse”, Jerusalén 1973; edición inglesa: “The Way of the Cross”, Jerusalén 1984.


Compartir
email whatsapp telegram facebook twitter