11 Febrero 2022

Patrimonio y educación: el proyecto a favor de los jóvenes palestinos continúa en el Terra Sancta Museum.

de OLIVIER RENARD

En marzo de 2016 se inauguró la primera sección del nuevo museo franciscano de Jerusalén, el Terra Sancta Museum (TSM). A Pro Terra Sancta, la ONG que apoya a la Custodia de Tierra Santa, se le había encomendado la tarea de recaudar fondos y gestionar el proyecto de rehabilitación, pero pronto quedó claro que un proyecto tan importante debía ser compartido. Así nacieron proyectos para desarrollar una oferta educativa para las escuelas de Jerusalén, de los cuales «Un museo comunitario vivo para la juventud palestina» (en inglés: A community living museum for Palestinian youth) es el último, en marcha desde febrero de 2020.


Sara, en pocas líneas, ¿cuáles son los objetivos y la finalidad de este proyecto y su relación con el TSM? ¿En qué punto se encuentra hoy?

El proyecto «Un museo comunitario vivo para la juventud palestina» es un proyecto ambicioso que no sólo quiere ofrecer programas educativos inmediatos, sino también apoyar al museo para poner en marcha un verdadero «departamento» de servicios educativos que pueda continuar en el tiempo. Los elementos clave del proyecto son el desarrollo de una oferta en árabe para los jóvenes palestinos, la creación de una red con escuelas, museos y asociaciones para hacer esta oferta más fuerte y sostenible, y la formación de jóvenes profesionales locales para dar un futuro a las iniciativas de educación sobre el patrimonio.

Gracias a la Unión Europea, el proyecto ha sido financiado durante 42 meses, pero nuestro deseo es que pueda evolucionar y continuar más allá de este límite. Hoy nos encontramos al final del segundo año y hacemos balance teniendo en cuenta el largo período de pandemia que nos ha afectado y que lamentablemente aún continúa. Esto ha impedido una planificación normal y, en consecuencia, nuestro proyecto no ha tenido el alcance que esperábamos. Al menos hasta hoy. El último recuento de participantes en nuestras actividades se acerca a los 1000.

¿Quiénes son los principales beneficiarios de esta iniciativa y cómo se consigue involucrar a la comunidad local?

Los efectos del proyecto benefician sin duda a la comunidad palestina local, desde los residentes de la Ciudad Vieja hasta los barrios más periféricos de Jerusalén. El núcleo de nuestras iniciativas en el museo es poner de relieve las diferentes almas del pueblo palestino, en particular acercándolas a la herencia de la fe cristiana. Estamos convencidos de que los jóvenes necesitan apropiarse de esta historia para ser conscientes de su identidad polifacética y rica en influencias. Para llegar al máximo a la comunidad local, nos hemos puesto en contacto con todas las asociaciones, institutos culturales, ONG, museos y centros comunitarios presentes en la zona. Se trata de una verdadera apertura en todos los sentidos, posibilitada también por el hecho de que todos ellos tienen en alta estima a los franciscanos y están dispuestos a colaborar con confianza.

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Se ha contratado a algunos jóvenes estudiantes para que se formen con este proyecto. ¿Por qué es importante hacer esto también como parte del proyecto?

Tenemos 5 jóvenes palestinos iniciándose en el mundo de las profesiones museísticas. Todos ellos son licenciados y con alguna experiencia laboral a sus espaldas o en curso, los seleccionamos en base a su currículum y una entrevista motivacional, pero sobre todo a través de nuestra red. A través de profesores universitarios, expertos del mundo del arte o profesionales que conocemos y con los que colaboramos de diversas maneras. Esta estrategia ha demostrado ser exitosa, y los jóvenes que hacen este viaje con nosotros son de gran valor. El curso que hemos ideado para ellos es muy práctico, con algunos estudios teóricos en profundidad, pero sobre todo supone implicarse bajo la dirección y con la ayuda de un experto en actividades educativas. Además, la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, que es miembro del Comité Científico del museo, ha ofrecido a nuestros jóvenes la posibilidad de realizar unas prácticas de seis meses con ellos. Será una experiencia increíble para ellos, para profundizar en el conocimiento de los diferentes roles y funciones de un museo, para enfrentarse a una realidad de nivel internacional y para empezar a crear la red de contactos que es esencial en este campo.

Para nosotros, su presencia y la inversión en la formación de jóvenes profesionales locales es una característica fundamental de todos los proyectos que llevamos a cabo. Significa transmitir los conocimientos y la pasión por lo que se hace, para garantizar el futuro y la sostenibilidad de los proyectos.

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Este proyecto finaliza en 2023. ¿Continuará después de algún modo? ¿Habrá un nuevo proyecto?

Por supuesto, ahora estamos empezando a pensar en posibles desarrollos, en cómo hacer evolucionar el proyecto y en cómo mejorarlo. Nos queda mucho por hacer, y el valor de la cultura es también el no tener fecha de caducidad, por lo que estamos trabajando para proponer nuevas iniciativas. Por otra parte, el TSM aspira a tener un departamento estable de actividades educativas, por lo que, en cuanto pueda ser financiado, todo este programa podrá integrarse en las actividades ordinarias del museo.

👉 Para saber más sobre este proyecto: A community living museum for Palestinian Youth.

(traducido del italiano por Eduardo Moreno Calero)

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