19 Marzo 2024

Las preguntas que plantea el estudio de las piezas medievales del Terra Sancta Museum

de AUGUSTIN BERNARD

Continúa la producción de los catálogos de las colecciones de orfebrería. Una parte de esta iniciativa es consagrada al «tesoro medieval de Belén». El Comité Científico del Terra Sancta Museum cuenta con la experiencia de Florian Meunier, curador en jefe del Louvre y responsable de las colecciones de la Baja Edad Media y del arte romano, con quien nos encontramos.

Se trata de uno de los proyectos más ambiciosos llevados a cabo actualmente por los expertos del Comité Científico del Terra Sancta Museum. La publicación de las piezas de oro y plata, inicialmente contemplada en un único catálogo, que reúne cientos de piezas que datan de la Edad Media hasta la época contemporánea, va a dar lugar, al final, a la producción de varios catálogos. Estas publicaciones están movilizando la energía de un trío de curadores jefes que tienen como denominador común a el Louvre.  Michèle Bimbenet-Privat está a punto de iniciar la maquetación de las páginas del catálogo de objetos de los siglos XVII y XVIII; Anne Dion está trabajando en los objetos de los siglos XIX y XX, y a Florian Meunier se le ha asignado el estudio de las piezas medievales del Terra Sancta Museum en su Sección de Arte e Historia.

«Al principio iba a escribir las entradas sobre las piezas medievales en este proyecto de gran envergadura, pero pronto se hizo evidente el carácter específico de esta categoría», recuerda Florian Meunier. Mientras que los estudios de sus colegas podrían apoyarse en los sellos grabados en los objetos posteriores y en los  registros de la Custodia de Tierra Santa para rastrear su origen,  el especialista en la Edad Media tiene que prescindir de estas pistas.  «No tenemos ninguna documentación que nos ayude a evaluar esta colección», explica Florian Meunier. Vuelve al enfoque que dio lugar a la selección de los objetos para este catálogo: «Optamos por un enfoque más litúrgico que histórico, dejando de lado las piezas arqueológicas medievales expuestas en Nazaret o en el museo de la Flagelación, ya estudiadas en profundidad».

ESTUDIANDO EL TESORO DE BELÉN

Este catálogo medieval se consagra así al «Tesoro de Belén», un conjunto de objetos litúrgicos de valor incalculable descubierto a finales del siglo XIX cuando se llevaron a cabo las obras de restauración del convento de los franciscanos y de sus alrededores. También incluirá el análisis de otros objetos medievales pertenecientes a la Custodia de Tierra Santa, en particular un Cristo dorado del siglo XII y la  famosa espada que se dice que fue de Godefroy de Bouillon.

El Tesoro está formado por un báculo esmaltado, tres candelabros, un carillón con trece campanas, varios tubos de órgano y un par de cuencos grabados con escenas de la vida de Santo Tomás, muy probablemente utilizados para abluciones en un contexto litúrgico. Dos piezas similares del mismo taller, en menor estado de conservación, se encuentran en las colecciones del Louvre y del Museo Británico.

Florian Meunier plantea las inquietudes formuladas por este grupo diverso: «Los cuencos fueron muy probablemente fabricados en Alemania antes de que llegaran a Tierra Santa; el báculo es intrigante porque es posterior a las otras piezas del tesoro: ¡es de principios del siglo XIII, mientras que el resto se remonta al siglo anterior! A falta de documentación, la comparación con piezas de otros museos debería permitirnos conocer más sobre esta colección».

El Cristo dorado del siglo XII.

UNA PLURALIDAD DE EXPERTOS

El conservador del Louvre no es el único experto que se ha movilizado para esta aventura a largo plazo: «Estoy esperando un   estudio sobre el órgano y las campanas de un especialista en música medieval y los resultados de los estudios de los epigrafistas sobre las inscripciones de los candelabros y de los cuencos. El catálogo incluirá también un estudio sobre la Basílica de la Natividad durante las Cruzadas, que nos permitirá reproducir el contexto de este tesoro que pone evidencia de la presencia de una gran iglesia o una catedral europea en Belén».

Preguntado sobre la espada que se dice que perteneció a Godefroy de Bouillon y su presencia en el catálogo, Florian Meunier insiste en su valor simbólico: «es una pieza que muestra la importancia del ritual del nombramiento de los caballeros del Santo Sepulcro y un caso típico de un objeto mítico atribuido a una figura famosa. Está totalmente ligado al Santo Sepulcro, ¡es una referencia en sí misma!».  La espada se expondrá en la sala del museo dedicada a esta orden de caballería con las espuelas y la cruz pectoral utilizadas durante las ceremonias de nombramiento de caballeros. Los visitantes también podrán admirar los registros de los caballeros, conservados por los Custodios de Tierra Santa hasta la restauración del Patriarcado Latino de Jerusalén en 1847.

El experto prosigue, «Esta espada plantea también la cuestión de la herencia de la época de las Cruzadas en las colecciones franciscanas», un tema que tendrá su lugar en las salas dedicadas a este período, con un interés particular en su liturgia. Siguiendo este planteamiento, la sala denominada «el claustro musical» mostrará el carillón y el órgano, mientras que el resto del Tesoro se podrá ver en la sala dedicada a la Custodia de los Santos Lugares, junto a otras piezas, como una maqueta palestina en nácar del Santo Sepulcro.


El difunto Fr. Sergey Loktionov OFM, archivero de la Custodia de Tierra Santa y miembro del Comité Científico, presentando la espada de Godefroy de Bouillon.

UN PATRIMONIO QUE ALCANZA SU VALOR POR LA INVESTIGACIÓN

El misterio que rodea el origen y el uso de algunos de estos objetos medievales, como el Cristo dorado del siglo XII, está lejos de disminuir el interés del experto: «este conjunto de piezas es un camino que conduce al estudio del contexto histórico específico. El trabajo realizado para este catálogo aportará claridad sobre los materiales utilizados, la datación y permitirá acercarse a estas piezas de una manera diferente. Su estudio por parte de los historiadores del arte puede aportarles un valor patrimonial y una profundidad histórica propia de las obras de referencia de un museo. Este trabajo, fruto de un riguroso estudio e intercambios entre los miembros del Comité Científico reunidos por fray Stéphane Milovitch, hará que estas piezas sean verdaderamente singulares».

En el origen del primer «museo de los padres franciscanos», iniciado en Jerusalén en 1902, estas piezas medievales, que pronto se enriquecerán con una documentación detallada, ocuparán un lugar central en las colecciones del futuro Terra Sancta Museum en su Sección de Arte e Historia.

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